A modo de retrospectiva, informo que esta movida surge el 28 de noviembre
de 2022 durante
una mini reunión nocturna acaecida en la terraza de la casa de Don Tolo
convocada para “agasajar” al catamarqueño Don Pipa. Para mayores detalles, referirse a la minuta
correspondiente a ese evento
http://isr1977.blogspot.com/2022/12/reunion-del-28-de- noviembre-de-2022.html
Concurrentes:
- El Pipa, alias Horacio
(jugador local de La Falda,
Catamarca)
-
El Briga
Mengano, alias Gustavo
-
El Negro,
alias Dani
-
El Pasitur
o Petinato, alias el otro Dani El Juanca,
alias el Juanca
-
El
Tolo, alias Esteban El Pincha,
alias Sergio
-
El Morrón,
alias Jorgito
Con la Participación estelar
de Piquillín, alias Isabel y los querubines José y Pedro.
FASE 1- LA PREVIA: Una
vez decidido llevar a cabo el viaje, de a poquito, se comenzó a delinear periplos y fechas tentativas. Hubo un
abanico desde Abril a Mayo pues había que conciliar los permisos de las esposas (fundamental!!!), padre o tutor conyugal encargado, que tuviéramos el certificado
de la BCG y Tétanos al día, que la revisión de próstata, que va hacer frío, que
va hacer el calor, que no fueron
a la iglesia a confesarse, que en auto que en avión, que la disponibilidad del hostal, que no sea finde largo con feriado,
que fulano está de viaje,
que esperemos el Previaje y que
la mar en coche, quedó establecido el jueves
08 de Junio.
Establecer
la fecha fue complicado, pero conseguir comprar los pasajes todos juntos y aprovechar las bondades del Previaje, ¡mamita
querida! … Que cómo se hace?, todos
juntos?, que la reserva, que
despachar equipaje sí o no, pago con Tarjeta con Pago Fácil o con QR, que “no veo un carajo ”, dónde decís?,
que factura individual o grupal, quién tiene tarjeta
de Previaje?,
que la de sultano No porque tiene que seguir viajando, con o sin PAMI y otros etcéteras. Pero con la aparición a último momento
del Negrito Calamar
(jugador de toda la cancha)
sugirió gestionarlo a través de una agencia
de Turismo de su conocimiento. ¡Santo remedio! se nos allanaron los inconvenientes conjuntos de ignorancia tecnológica, comerciales, legales y comodidad. Al menos
eso parecía…
En el mientras tanto,
nuestro delegado Pasitur
catamarqueño ya tenía confeccionado enplanilla Excel
(detallado día por día y horario) el itinerario acorde
a la edad y estado
físico de los gerontes huéspedes, comidas, albergues, estaciones aliviadoras de próstatas, compras desuministros
y elixires etílicos, alquiler de vehículos, vestimenta, calzado y cremitas a
llevar. Con CBU de por medio,
se hicieron los adelantos monetarios correspondientes, sino este hijuep.. no hubiera movido
el tujes!
Como varios
no sabían conducir
automóviles con caja automática, coincidimos en estipular que solo manejaran
personas que tuvieran “experiencia de uso” y manejo en este tipo detransporte, máxime
en caminos de montaña.
Llegado
el día del checkin se estuvo toda la mañana y tarde tratando de generarlo:
dónde hay que hacerlo?, que cuál es
la reserva, que tenés que poner el DNI y su fecha de vencimiento, dale click en Aceptar, que click en siguiente, que ya lo hice y sigue pendiente, fulano todavía no lo hizo y no contesta
los whatsapps, …¡qué manga de seniles
en términos de tecnología!
Por
fin, llegó el día de ir al aeropuerto habiéndose contratado los niños de CABA
por un lado y los infantes
de Provincia en otro. Petinato
“Pasitur Central” viajó anticipadamente el día 7 para no juntarse con la chusma! chusma! Y, de
paso, verificar la calidad del servicio e instalaciones de la sucursal
próximamente a habilitar.
FASE 2- EL VIAJE:
Día 1 (jueves 8): El
grupo de provincia arribó primero al aeropuerto de Ezeiza terminando de despachar equipaje a las 6.45hs y se
instaló en la sala de espera del “Departure”. El grupo CABA llegó a las 7.00hs.
Seguidamente, fuimos a la confitería pidiendo cortados, café y sendas
medialunas de grasa.
Se abonó, orgullosamente, con la tarjeta
de previaje del Pincha.
Cumplidos los trámites y requisitos de control de pasajeros, partimos
caminando hacia el avión de Aerolíneas (vuelo
directo Nro.1442 con salida 8.55hs).
Ya empezó cierto
descontrol alintentar
sacarnos fotografías en grupo en la escalera del avión taponando el ingreso de
los otros pasajeros. Durante las instrucciones de seguridad de las ATP (azafatas o personal de a bordo) hubo que pedir silencio de radio a algunos miembros
charlatanes para poder escuchar.
La
navegación fue tranquila y suave haciendo que el zumbido de los motores quedara
opacado con el ronroneo de nuestras
charlas. Hubo especial cuidado en dejarle el asiento del pasillo al Tolo para que pudiera acomodar
lo mejor posible
su rodilla y además, en caso de ronquidos, no interfiriera en las comunicaciones.
Arribados al aeropuerto de Catamarca, se procedió a sesiones de fotos grupales
en dichas instalaciones. A continuación, fuimos
recibidos amorosamente por Pipa y Petinato; mientras
tanto hacíamos los trámites de contratación de los dos vehículos
alquilados, designación de choferes
titulares y suplentes, garantías y pagando, orgullosamente, con las tarjetas de Previaje. Los automóviles fueron un FIAT
Chronos Rojo (cariñosamente “el rojito”) chapa
patente AF707EC, caja automática – chofer titular
Tolo, suplente el Negro- y un FIAT Pulse plateado chapa patente AF407KM
caja automática - chofer titular
Mengano, suplente Morrón.
Subimos los bártulos y rumbeamos hacia La Finca el Pacará.
Ya
en la finca comenzamos a bajar y cooptar las instalaciones; recibimos las
instrucciones y aclaraciones y
advertencias del caso para el uso de las mismas (en definitiva: ¡el que rompe, garpa!).
Luego de acomodarnos salimos raudamente hacia la Piquillín-Pipa’s Residence donde fuimos
recibidos por el comité de bienvenida: tres perros, un pato y dos gallinas.
Ya dentro de la
casa pudimos disfrutar de la cálida recepción, amabilidad, cariño y, sobre
todo, gran paciencia de la familia
de nuestro anfitrión: Doña Isabel, José y Pedro. Nuestra
primera inquietud fue obtener la clave del wifi! Recorrimos las pletóricas instalaciones de la vivienda
y el terreno parquizado, haciendo
un alto en la terraza
donde nos quedamos
un tiempito conversando a la luz y calor del astro Don Febo. Ante los llamados insistentes del estómago fuimos
invitados al tan ansiado comedor. Nos prepararon (donde dice “Nos”, en adelante
léase Isabel) un exquisito peceto
al horno en su salsa acompañado con finas rodajas de masa de harina mezclada con agua y posteriormente
horneada (pan), hojas verdes frescas varias (lechuga) y frutos rojos de quinta (Tomates) aderezado
con emulsión de huevo batido
mezclado con aceite
(mayonesa en sachet).
Obviamente regado con vino Rosado local en damajuana y un varietal Blanco para don Morrón quién, a
pesar de agradecer la provisión, hizo comentarios sobre la calidad
de la bebida indicando que se podría
emplear como desincrustante de cañerías o eliminar la cal de las piedras lajas.
Hubo algo de gaseosa y agua. Postre Quesillo con diversos y deliciosos dulces de higo, de manzana,
de tuna, arrope de chañar entre otros, hechos con las manitas de los dueños
del hostal.
Luego del opíparo y risueño almuerzo
con sobremesa, retornamos al cuartel general
para terminar
de acomodarnos y prepararnos para la excursión a la Cuesta del Portezuelo. El
clima estaba perfecto, con 24°C, sin nubes.
El trayecto de subida fue entretenido, por cierto, plagado
de curvas y contracurvas hacia la punta del cerro siendo generalmente el
plateado (Mengano, Morrón, Pipa y
Juanca) el auto guía seguido por el Rojito (Tolo, Negrito, Pincha y Pasitur).
Nos detuvimos en el primer parador
poseedor de una mirada espléndida; ya habíamos descendido de los vehículos y comenzado a tomar fotografías cuando se observa
que el Tolo se estaba demorando
demasiado intentando sacar la llave del auto de manera infructuosa. Nos convocamos todos alrededor del Rojito
siendo los “experimentados” en vehículos automáticos los que opinaban, probando distintas formas, cavilar
alternativas de acción (por ej. apágalo y volvelo a encender, llamar
al de la agencia de alquiler para que nos den instrucciones, que ya lo rompieron,
que nos dieron un auto trucho, etc). Tras varios minutos, Mengano consiguió
darse cuenta del problema y
solucionarlo: ¡quitar el teléfono celular del Tolo que hacía de traba de la palanca de cambio!! ¡El nivel de risotadas
fue estruendoso! Ya empezamos a pedirles a las
señoras/señoritas que nos tomaran fotos grupales con las aclaraciones
que éramos un grupo de egresados
de jardín de infantes, pero inofensivos. Reanudamos la marcha hasta llegar a la cima
para “tomar/picar” algo en el hostal Cerro del Portezuelo… veíamos poca
actividad y comenzamos a ingresar por
los laterales del edificio cuando nos encontramos con una ollas cocinando
locro y, apoyados
a la baranda del mirador,
unas personas que nos miraban
con cara de extrañados e indicándonos que las
instalaciones estaban cerradas y que el día siguiente era la inauguración. Para sorpresa, don Pipa
reconoció a uno de los integrantes que resultó ser el Encargado. Nos señaló que no había ni café, ni agua caliente, ni
galletitas y que tampoco se podían usar los baños… no
obstante, se nos “permitió” recorrer las instalaciones y sacar fotografías. Algunos
personajes se tiraron
en las camas, otros usaron
el baño subrepticiamente, en fin, había que amortizar
el viaje de alguna manera.
Pasado el tiempo,
comenzando a bajar
el sol y picando el bagre seriamente, nuestro anfitrión sugirió merendar en una confitería, La Merced, ubicada
a 38km. Empezó así el retorno que estaba previsto
ir por otra cuesta pero debido
a que el camino se hallaba en construcción, se decidió desandar la cuesta del
Portezuelo.
En el trayecto, sintiendo
un poco el cansancio (y el efecto
del vino), algunas
almas empezaron con dolor de cabeza, revoltijo
de estómago acentuado
por la sinuosidad del trayecto. Por fin llegamos
al local, muy bonito, y solicitamos clave de wifi y luego cafés con leche,
cortado en jarrito e infusiones
acompañadas con “criollitos” calentitos, pan tostado aderezados con manteca y dulce. Fue un bálsamo al
espíritu estomacal… Ya volviendo, de noche, el auto guía tenía a Pipa como Copiloto-navegante, trató de configurar el gps del auto para llegar al Pacará, pero la tecnología estaba rebelde y la
finca no figuraba y a pesar de que colocaba referencia a estaciones de servicios, escuelas, hostales apareciendo
direcciones a Chile, Brasil, Paraguay menos de Catamarca provocó
la hilaridad de Morrón durante
kilómetros acrecentando la frustración técnica
del navegante. Pero como todos estábamos en modo “todo me chupa un egg” la
pasamos bomba.
Ya en el hospedaje, procedimos a atracar
las instalaciones sanitarias con lo primero,
lo segundo y duchas. Preparamos los menesteres para la excursión del día siguiente y, reunidos en la cocina,
hicimos un rejunte del peceto del medio día, pan, queso, también cayeron las
papitas fritas reservadas al Pincha para la excursión
y salamín; también
abrimos el Gancia más el vino Rosé más
aguas saborizadas. De postre,
queso y dulces.
Dormimos
en dos habitaciones, una denominada “Cielo” con baño aparte y habitada por Mengano,
Pasitur, Pincha y Morrón (estos
últimos compartiendo cama matrimonial). El otro habitáculo se llamaba “Sol” con baño en
suite y los concurrentes fueron el Negrito, Tolo y Juanca. El octavo pasajero, Pipa, no consiguió
el permiso conyugal
para dormir con todos los egresaditos juntos.
Ingesta de remedios
y pastillas varias.
A pesar de las negaciones hubo ronquidos varios
y en distintas tonalidades e intensidades. Sergio,
obviamente, fue el único que no
descansó bien por los ruidos molestos…
Día 2 (viernes 9): Excursión y estadía en la Termas
de Santa Teresita
(La Rioja). A las 8hs el cucú
ya estaba saludando y comenzó el movimiento interno
para los baños,
preparación del desayuno
junto con los elementos y vituallas para el viaje. Muy buenas infusiones con
leche, quesos, dulces y galletitas,
charla y chistes varios. Culminada la faena, se acomodó y limpió la mesa y menesteres. El Pincha se demoró un
poquito por la dubitativa en su selección de
zapatillas, de calzoncillo, ropita de abrigo…es más, todos llevábamos una mochila con la malla,
ojotas, un par de remeras, un slip y listo; él se llevó la valija de
15kg completita!
Como el horario de salida había sido fijado
a las 10hs, y sobraba tiempo,
hubo algunas actividades distractivas
y caminata. No obstante y a raíz de la modorra mañanera de Pipa fuimos a darle una serenata matutina, con guitarra y letra improvisada, en la ventana
del dormitorio matrimonial.
Espectacular!! A pesar de las demoras y, gracias a la capacidad de maestra jardinera
de Isabel, se “pudió” agilizar
la gestión operativa
y partimos hacia nuestro destino
turístico no sin antes pasar por almacenes a reponer lo consumido la
noche anterior y algo para picar
durante la marcha. En un tramo del camino paramos a la vera de la ruta para comprar
una bolsa de mandarinas y otra de naranjas (los niños fifí del auto Rojito no quisieron). Pasamos
por la Quebrada de la Cébila, fotografiando y elogiando el vistoso paisaje;
hicimos un alto para retratarnos grupalmente y comer
(algunos) la exquisita
fruta cítrica.
Siempre manteniendo el espíritu relajado,
alegre y animado
que nos caracterizó durante todala estadía,
llegamos a las instalaciones de las Termas.
Complejo inaugurado hacía una semana
y que fuera reservado y
contratado diligentemente por nuestro anfitrión con dos semanas de anticipación. El recinto para ubicar a 8
personas constaba de 2 habitaciones: una con 4 camas marineras y una simple (Tolo, Morrón, Pasitur, Pincha, Negro) y,
en la otra, una matrimonial (Juanca y Pipa) y una simple
(Mengano). Un solo bañito para soportar tanta descarga intestinal…el comedor, chiquito, estaba
provisto de Wifi,
frigobar, Tv (sin conexión) ymicroondas. Se inició el debate para preparar el almuerzo: tamales
caseros o el asado. Se optó por el segundo:(vacío, morcillas, choris,
pollos camperos tipo pavos, morrones rellenos con huevo, ajo y cebolla asada complementada por ensalada de
tomates-lechuga y unas papas cocinadas en el microondas pues no estábamos provistos de ollas o recipientes para colocar ensaladas. Aparte
de la leña y carbón
traídos, un grupito
fue a conseguir más leña (algarrobo) a requerimiento del Asador Mengano.
Otros fueron a recorrer las instalaciones y a meterse
en las piletas
termales aprovechando el hermoso y tranquilo día soleado.
Haciendo malabarismos con el escaso
tamaño de la parrilla y el calor del fuego,
el parrillero y su compañía
deleitaban el garguero con un buen vino comprado
por el Pincha, quién al enterarse del activo consumo,
se hizo reservar una copa para evitar
la sequía.
Almorzamos bajo la sombra
de un alero rústico y techo de hojas de palmera de manera muy bulliciosa y alegre. Imaginarse, si sobrios somos ruidosos, con algo de elixir etílico
encima, ni les cuento…
Levantamos, limpiamos
y lavamos los enceres y menajes utilizados (ante todo el orden y limpieza). Hicimos
fiaca y luego nos volvimos
a sumergir en las aguas cálidas, primero
en las individuales y nos rejuntamos todos en recinto
con forma de cueva con símiles de estalactitas.
Charlamos, chapoteamos y jodimos constantemente y en una parte de la conversación alguien comentó
“¿quién entró al baño y lo dejó embarrado?”. Comenzaron las pesquisas: Pipa
dijo, muy orondo él, que se había dado una ducha pero pasó el
“perezoso” (secador) por el piso y que
luego ingresó Pasitur. Insistía que el pelado había hecho el enchastre cuando
de repente aparece en la pileta
Pasitur y dá su versión. Obviamente todos le creímos
a Pasitur lo quederivó en una hilarante gastada
suprema a nuestro
querido Pipa.
Teniendo
los deditos arrugados e iniciado un viento fresco fresco, salimos envueltos en
las batas hacia las habitaciones.
Cambiaditos, algunos decidieron salir a caminar y otros a tomar un copetín en el Bar. Café y café con leche con tostados, tostadas
con manteca y dulces fue el complemento tras haber almorzado muy
opíparamente. Desconozco de donde sacábamos tanto apetito.
Como El viento
se puso un poco molesto
en el balcón del bar nos fuimos a su interior. Allí se unieron
los caminantes. Unos fueron a los aposentos y otros se quedaron a ver una película (Spectral) gracias a la contribución de don Mengano
con su usuario de Netflix.
Durante la misma, hubieron
algunos cafés cortados
y un par de fernet
con cola, con repetición. Terminada la función de cine nos dirigimos a la cabaña
no sin antes organizar el desayuno para el
día siguiente. ¡Nos encontramos con un olor insoportable a insecticida que
fuera vertido para combatir una
invasión de moscas! Hubo que ventilar
el habitáculo sino íbamos a tener el mismo
destino de las moscas…Tras cartón, se preparó la cena (¡pobres niños
desnutridos!) consistente en los
restos del mediodía más los tamales, obviamente regado con vino en damajuana
y con gran jarana. Llegó
el momento del descanso y, para el resto de los turistas
del complejo, también.
Ingesta de remedios y pastillas varias.
Día 3 (10 junio):
Comenzaron
las actividades mañaneras
de levantarse, higienizarse y preparar las cosas para continuar nuestro circuito
turístico que a estas alturas del relajamiento el único que lo recordaba era el Pipa. Desayunamos como marabunta,
devorando todo lo que se nos ponía en
la mesa del bar. Abonamos todo lo consumido y ya retirándonos, descubrimos que había una habitación termal con jacuzzi a
lo que don Pipa comentó alegremente “si, lo sabía pero no me acordé”. Así partimos rumbo a Aimogasta
donde repostamos combustible y, luego de dar varias vueltas, intentamos
localizar a una persona que nos iba a proveer de Aceites, aceitunas y otros regionales, pero siendo
sábado, no encontramos ni al loro. Buscamos de ir a visitar el Olivo Madre cuatricentenario; conseguimos ubicarlo y una vez arribados
al lugarhistórico
la banda de jardín de infantes sacó fotos y hubo filmaciones de un discurso de Mengano
en un atrio frente a una tribuna
con el resto de los niñitos saltando,
gritando y entonando estrofas soeces. ¡Gran momento alegremente descontrolado y desopilante!
Continuamos
el trayecto apuntando hacia las tierras riojanas de Anillaco. Íbamos tranquilos apreciando el paisaje y el parque eólico a
la vera del camino cuando Pipa nos indica “acá hay que doblar para Anillaco”, el rojito que venía atrás siguió derecho
lo que nos obligó a detener la marcha y, sin señal en los celulares, desandar
el derrotero para ir a buscar al contingenteperdido.
Menos el chofer del Rojito, venían apolillando o no dándole bola al camino,
motivo por el cual siguieron de largo
al confundirse con otro autito plateado. Reencontrados y con las cargadas
del caso, ingresamos al pueblito del “Carlo” buscando
a La Rosadita. El auto insignia al ver
la puertas cerradas no detuvo la marcha, no así el otro grupo que fue más
caradura consiguiendo ingresar
y tomar fotografías para el recuerdo. El otro punto de destino fue el pueblito de Santa
Vera Cruz (el Tolo le ganó un alfajor apostado
al Pipa donde este últimoinsistía que el nombre
era “de la” Vera Cruz) para llegar
al Castillo de Dionisio. El camino resultó
muy muy pintoresco.
Arribados al castillo, previa
cag… a pedo porque el Rojito quedó
estacionado en un lugar indebido a pesar de que había un cartel
que así lo indicaba. Este castillo resultó un lugar místico donde Don Dionisio edificó con sus propias manos
una casa basada en sus pensamientos filosóficos humanistas. Tomamos fotografías, escuchamos al guía con su historia, hicimos
descarga de vejiga
y seguimos rumbo para hacer usufructo de la reserva
hecha a un restorán-bodega enclavado
en un valle. De camino
pasamos por una localidad llamada“Pinchas” donde nuestro Pincha instó a detener la marcha para fotografiarse junto al cartel indicativo. Espléndido trayecto con muy buenas rutas y vistas
dignas para que Juanca retratara constantemente. Aquerenciados en el Restó, comimos y bebimos abundantemente (un detalle fue que, a pesar de haber vinos de la bodega, Morrón
pidió una cerveza
Corona como también el comentario de una pareja
de adultos mayores
que nos felicitaban por nuestra
contagiosa algarabía). Ya casi retirándonos, nos hicimos inmortalizar en una fotografía grupal hecha por una hermosa
y ondeante señorita
que tenía el pupo expuesto a la vista de todos.
Pipa avisa
con anticipación, de acuerdo a las precisas
instrucciones de Piquillín, que se prendan
las estufas para entibiar la estancia en el Pacará a
nuestra llegada.
Retomamos la senda del regreso sin mayores contratiempos bordeando la capital
de La Rioja y directo
a Catamarca city. En el auto plateado
hubo un momento
que comenzó un poco de somnolencia
por el tramo recto de la ruta, con lo que el conductor le solicitó al navegante buscar alguna estación
de radio como para ir escuchando algo. Ubicamos la frecuencia 104.7
que, en principio, parecía medio plomo, Sin embargo, comenzó
una audición con temas recordatorios
de Los Náufragos cuyos conocidos temas (Zapatos rotos, Movete chiquita movete, entre otros), fueron cantados a
viva voz y bailados a ritmo de colegiales setentosos (hay video del evento). Eso levantó el espíritu y la algarabía a tal punto que, en una parada
de control de tránsito
seguíamos “bailando” con tal desenfreno que hacía bambolear al propio vehículo. En el auto Rojito, el Negro era
el DJ con Los Guasones y alguna otra música que los entretuviera.
Ya
en la Finca El Pacará, desmontamos el equipaje, tras higienizaciones y
aliviaciones fisiológicas varias,
preparamos una suculenta merienda. En la previa de la cena, el Negrito junto a José (Pipa’s son) se apropicuó
a ver el partido donde Platense le ganó a Tigre por 1-0.
Para la cena, nos movilizamos al comedor de la casa del anfitrión
sobre la cual aportamos varias pizzas caseras, cervezas y alguna
gaseosa- agua saborizada. Como era habitual,
arrasamos con los alimentos y bebidas desplegadas sobre la mesa. Culminada la faena
nocturna la mayoría fue a descansar la osamenta y algunos atrevidos se quedaron a parlotear y beber algún vinito hasta que agarrara
el sueñito. Ingesta
de remedios y pastillas varias.
Día 4 (11 junio): Levantadas las criaturas y preparado el desayuno nos alistamos para la excursión al Dique Pirquitas, el Pincha seguía con la dubitativa de qué ropa, medias, calzoncillo y calzado llevar.
Apareció el guía Fidel con intercomunicadores que los repartió
a cada grupo y, a través de ellos, iba brindándonos las
explicaciones del caso. Durante el uso inicial de los handies No podían faltar las bromas y chicanas entre los grupos
de cada vehículo. Circulamos un tramo de tierra
del camino Real en cuyo recorrido pudimos
apreciar algunas construcciones del año 1800, entre ellos
el primer trapiche
azucarero de la zona. Pasamos
por una edificación, ahora destruída, que fue un recinto para la fabricación de pólvora para el ejército
del Norte.
Recalamos en la casa del Fray Mamerto Esquiú
donde recibimos una explicación exclusiva de la vida del prócer. Antes de continuar el
viaje los flojos de vejiga hicieron lo suyo en los baños habilitados.
En
marcha nuevamente, nos desviamos en la ruta para cruzar un río cuyo badén había
sido partido por alguna crecida.
Hicimos un pequeño
paseíto por la orilla con algunas explicaciones del guía sobre la fauna y flora del lugar y las consabidas
tomas fotográficas. Al fin recalamos sobre el murallón de contención del Dique Pirquitas
y comenzamos una caminata liviana pensada para los vejetes
y la rodilla del Tolo.
Vistoso y cautivador paisaje se presentaba en el sendero, donde hubo derrapes
con algún culito
que aterrizó sobre la huella
del camino.
De
regreso, ya en los transportes, pasamos por el pueblito de Pirquitas
establecido en el bajo del espigón
de piedras del dique para luego despedir
a nuestro guía ( y abonar su trabajo); tras
cartón pasamos por un puesto en la ruta que vendía pan y semitas (pan
con chicharrón) calentitos, pues había que mitigar temporalmente el estómago de los viajeros. Ese mediodía estaba planificado Locro, el cual fue retirado
de la casa de un conocido de Pipa.
El
locro fue devastado rápidamente, aunque después, con la panza recontra repleta, empezaron
algunas críticas constructivas sobre que había mucho poroto,
que la carnecita, que el choricito, que el zapallo,
etc, etc. Indudablemente, la comida fue bendecida con vinito tinto
en damajuana.
Esta vez hubo siesta
y reposo, sin embargo, un par de integrantes decidieron salir a caminar
para aminorar los efectos letárgicos de la comilona.
A
la tardecita el derrotero indicaba un city tour de la ciudad San Fernando del
Valle de Catamarca con el objetivo
de conocerla y adquirir algunos
regionales y amenities
para traer de regalo
a BsAs. De pasada hicimos un alto en el negocio
de Don Roque que nos esperaba especialmente
con sus productos (dulces, confitados de nueces, masas típicas, vinos, etc.). Completadas las compras y sin solución
de continuidad, circulamos por un camino
a través de una quebradita desde donde se pudo apreciar una perspectiva
nocturna de la ciudad, recalamos en el centro de exposiciones donde se desarrollaba la Feria de la comunidad Italiana,
paseamos un ratito, compramos algunas huevaditas y nos fuimos. Acto seguido, dejamos
los autos en un estacionamiento (lo gracioso fue cuando teníamos
que declarar la patente que, por ser móviles alquilados, no la recordábamos; menos mal que el playero
estuvo atento y las anotó cuando
ingresamos).
En la plaza principal 25 de Mayo, frente a la Catedral, nos tomamos fotos e infaltablemente le solicitamos a unas señoritas que nos retrataran en grupo. Tras la visita
al recinto religioso, rematamos el paseo en la confitería Richmond, deleitándonos con delicatessen, cafés, cortados,
capuccinos y licuados. Tuvimos que esperar que se desocuparan unas mesas para poder albergar a la banda
de sátrapas que, a pesar
de lo llamativos que resultábamos, éramos simpáticos a tal punto
que una pareja de adultos
mayores se corrió a
otra mesa para darnos lugar,
con los agradecimientos del caso por la buena onda. Retornamos silbando bajito
a la Finca e ipso facto hubo calentamiento y manduque de los restos
del locro (¡mamita
querida, que manera de
morfar!). Sobremesa, charla y al sobre.
Día 4 (12 de junio): El
regreso. Mas tarde de lo habitual nos levantamos, tranquilos, preparando el equipaje, ordenando
y limpiando las habitaciones y tomar un reponedor desayuno.
Nos despedimos de los integrantes de la familia
anfitriona agradeciendo intensamente todo el esfuerzo, cariño, aguante, calidez
y atenciones brindadas
al grupo visitante
para que nos sintiéramos lo más cómodos
y confortables posible.
Es así como dejamos
la finca con dirección al aeropuerto catamarqueño y, de pasada,
nos desviamos al local de Don Roque
que nos tenía preparado
unos obsequios típicos
a modo de atención por todo lo adquirido el día anterior.
Ya en las instalaciones Aeroportuarias, pedimos unos cortaditos y liquidamos los bocaditos dulces de Don Roque; nos besuqueamos y
abrazamos con don Pipa quién se retiró anticipadamente
para poder cumplir un trámite encargado por su notable esposa. Para no perder
la costumbre, antes de embarcar, compartimos unos sándwiches de jamón crudo y queso
con bebidas gaseosas a modo de
tentepié para el viaje
a Bs.As con escala en La Rioja.
El vuelo estuvo
sin novedad llegando
al Aeroparque Jorge
Newbery 20 minutos
antes de lo estipulado.
Recogimos el equipaje, cantamos
las hurras, nos despedimos hasta la próxima
ocasión y quedamos inmersos en la locura del movimiento porteño.
Cabe
destacar nuevamente la unión, el cuidado mutuo y solidario entre sí de todos
los miembros, tomando las cosas con
el mejor buen humor posible dentro del universo de posibilidades que brindan
los caracteres de 8 personas
compartiendo un mismo hábitat y actividades. ¡¡Ese es el espíritu SanRomanse!!
Con
las disculpas del caso por incluir este comentario personal, hago un
agradecimiento especial a todos los compañeritos pues me sentí sumamente a gusto, compartiendo cada
instante, cada sonrisa, cada ocurrencia con personas tan afectivas y respetuosas.
¡Muchas
gracias nuevamente!
Se
cierra el escrito
con nuestra frase de cabecera: ¡SIEMPRE ADELANTE!