lunes, 7 de diciembre de 2020

La otra mirada: Ricardo el Artista Plástico

 
Cuando empecé a compartir La Otra Mirada, la idea inicial era buscar y encontrar esas facetas desconocidas -o no- de cada uno de nosotros, y que nos permitiera ayudar a conocernos y de paso, aprovechar para homenajearlos. Desde ese momento, y hasta ahora había una mirada que me debía, era la del artista plástico Ricardo D.

Todo empezó, con un simple anuncio, allá por abril de 2018, que promocionaba una exposición en el Hall de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, promocionada por el Rotary Club: La 8° Muestra de Arte a Beneficio, donde entre los artistas invitados se encontraba nuestro compañero Ricardo D, a partir de esa muestra, me encontré con una arista desconocida del Médico y Cardiólogo exitoso que todos conocemos.




Hoy, Ricardo D nos muestra su arte desde las redes sociales:

 

El siguiente texto está extraído de su página web:

(…) Durante su infancia y adolescencia residió en varios lugares de la argentina y el exterior, Catamarca, Córdoba, Mendoza, La Plata, Bahía Blanca, Alemania y se estableció definitivamente en capital donde comenzó a estudiar Medicina, carrera que continúa como Médico Cardiólogo.
Ricardo no estudio artes plásticas, pero cerca de sus cuarenta años, sobrellevando una gran crisis personal, sintió una gran necesidad de expresar sus vivencias con el arte. Así comenzó su camino artístico pintando sus primeros cuadros sin ayuda y sin conocimientos técnicos.
Lejos de frustrarse, se relacionó con importantes artistas, con  quienes adquirió técnica y soltura en sus trabajos. 
Ávido de crecer, buscó aumentar su capacidad técnica. Se interesó en el dibujo, en el estudio de los colores, en los principios de composición y del uso de materiales. 
Experimentó con el arte digital y concluyó esta etapa con dos exposiciones que le dejaron la sensación de haberse recibido como artista. 
Debido a nuevos compromisos personales y profesionales, abandonó el arte durante 12 años. Pero luego, estimulado por sus seres queridos, resurgió a una nueva etapa creativa. Pero esta vez bajo nuevos conceptos artísticos que el mismo maduró a través de la investigación y la observación de numerosos artistas. 
Los excelentes Maestros con los que se cruzó en su vida, su realización personal y el reto que le propone este nuevo proyecto creativo, son las causas que desarrollaron en él su perfil artístico. 
Ricardo cree que para ser artista, debe contar con ingredientes importantes como el tiempo, espacio, la confianza, libertad y la espontaneidad que le permiten sublimar su interior y vivir intensamente cada momento creativo. 
Su arte es el reflejo de estos momentos.


Compartimos algunas de las obras realizadas por Ricardo D, publicadas en sus redes sociales. 

 





Como dice en su página web y nos ilustra desde sus videos, trataremos de seguir sus premisa: 

Evolucionar para ser libres


Nuestras Celebridades XI: Nosotros y el Diego

Atravesábamos el aislamiento social preventivo obligatorio, hablando entre otras cosas de fútbol, aunque no faltaron la política, las consideraciones sanitarias, de vez en cuando algún aporte que nos despertara del temor y del letargo en el que estábamos sumidos, y sobre todo aquellos recuerdos que nos unieron y nos unen desde hace más de 40 años.

Así fuimos acompañándonos esas tardes, antes de las noticias y de los partes del Ministerio de Salud. Estábamos a mediados de agosto y recordábamos los hinchas de River, el campeonato Metropolitano de 1975, iban los posteos desde uno y otro lado de las tribunas virtuales.

Gustavo (a) Zorro, recordaba: “Ese día, el de River y Argentinos en cancha de Vélez (en el 75), en el entretiempo, había un “cebollita de argentinos” que llevaba la pelota de un lado al otro de la cancha haciendo jueguito. Era el Diego”.

A lo que Gustavo (a) Borracho, acotó: “Y nosotros le cantábamos Aloooonso”.

En el secundario tuvimos como compañero de curso a Oscar Lucero, un integrante de los hoy famosos “Cebollitas” de Argentinos Juniors, junto a Diego Maradona, en las charlas que manteníamos en los recreos, todos fuimos conociendo que había un jugador destinado a conquistarnos con su magia. Es así que cuando algunos comentamos que iríamos a ese partido, nos dijó: “Presta atención al entretiempo, que vas a ver un fulbipibe que va a hacer jueguitos en la mitad de la cancha, ese sí que la rompe, se llama Diego Maradona.”

Así algunos de nosotros fuimos advertidos de su presencia.

Sin embargo, ya para ese entonces, otros de nosotros, lo habían conocido un tiempo antes.

Minutos después, Horacio (a) Pipa preguntó en el grupo: “Ya que estamos nostálgicos, ¿puede que lo haya soñado? ¿Hubo un partido con los “cebollitas” en el parque Saavedra? En ese equipo, recuerda, jugaba Lucero, un lateral derecho que estaba con nosotros en el Sanro; también estaba el “Diego” y había otro puntero izquierdo que era mejor que él, pero no recuerdo el nombre. Nos dieron un baile creo 6 a 0. Yo no fui, estaba con gripe. Cañon, confírmame si es así o ya estoy pidiendo turno a la psicóloga”.

Sergio M, cree que ese wing izquierdo se llamaba Delgado, que llegó a jugar en equipos de la 2° división del fútbol italiano.

El fútbol era nuestro pasatiempo, más allá de los fines de semana que pudimos pasar en la canchita del colegio, también solíamos jugar en todo espacio verde que nos lo permitiera, los bosques de Palermo, el parque Saavedra fueron nuestros “estadios”, con los buzos como arcos, y siempre, en partidos interminables, donde el que hacía el último gol ganaba.


Rubén (a) Cañon, recordó que fue una mañana en el Parque Saavedra, de la mano del Oscar Lucero, conocieron a los Cebollitas; “Nos cagaron a goles” fue su lacónica respuesta.

Miguel (a) Leche, aporta su testimonio: “Recuerdo que con Cañón le pedimos al Cabezón Lucero que jugaba en las inferiores de Argentinos Jr. que trajera algunos pibes para jugar en el parque Saavedra. Con Rubén y Daniel íbamos ahí a jugar todos los sábados. Fue tanto el peludo que nos dieron, que le pedí a Lucero que no lo traiga más al Diego.

Oscar Cabezón Lucero, que terminó su carrera jugando en Defensores de Belgrano, vivía en el Bajo Belgrano. Arturo T. recuerda: “Diego y Oscar eran muy amigos, Diego lo venía a visitar y se armaban unos picados en la calle, en el Pasaje Temperley, cuando Lucero se casó recibió como regalo de casamiento de Diego: un departamento.”

Daniel C, nos arrimó más precisiones: “Diego vino 2 veces al Parque Saavedra, lo trajo Lucero, jugamos contra ellos y nos mataron. En el otro partido jugó para nosotros (los del Sanro) contra el equipo de Eduardo Greco.

En ese equipo jugaban varios de amigos como Gustavo Paredes (que también fue compañero nuestro en 1° año), Pato Graiño, Andriulo y Luis Nastronardi; también estaban Abramovich que llegó a jugar en Boca, 2 hermanos mellizos apellidados Argüeso, que jugaron en equipos del ascenso, Carlos que llegó a ser el 6 de Armenio y Claudio que fue Arquero en Chacarita.

Lo que más recuerdo de ese partido es que mi amigo Luis Nastronardi no lo dejo mover al Diego, no lo dejo tocar la pelota. Luisito amigo de la infancia murió de cáncer de pulmón a los 49 años en mayo del 2009, para él mi entrañable recuerdo.

Con los años Eduardo Greco, lograría el ascenso de Platense a la B en el año 2006.”

Por otro lado, Claudio (a) Gaina, que no participó en esos partidos lo recuerda: “Tuve el privilegio de jugar contra el Diego más o menos en el año '73, yo estaba en la categoría PreNovena de RIVER con 13 años y jugamos contra los famosos Cebollitas de Diego Maradona. Perdimos 3 a 0 y el Diego me hizo 2 goles, 1 olímpico. Imagínate que ni en pedo llegaba al travesaño... jajaja.”

El más afortunado de todos, más allá de las anécdotas, fue Sergio M, que jugó en las inferiores de Argentinos Juniors, si bien eran categorías diferentes, lo vio entrenar durante varios años. Y recuerda, haber intentado ver tanto al Diego como a los Cebollitas, mientras se emitía el La Noche del 10; por ese entonces el laboratorio donde trabaja su hermano Favio era espónsor televiso de ese programa, lo que le permitió acceder y estar en las bambalinas del estudio donde se emitía el show. En vano intentó cercarse con algunas fotos de esa época, no pudo lograrlo por la misma vorágine del programa.

Hace unos meses, que hablamos estas cosas en el grupo, y a mí se me había ocurrido plasmarlo como recuerdo, mientras tanto, la vida nos fue trayendo novedades y sorpresas, todos sabemos, hoy, que el Diego se convirtió en la leyenda que ya era. Este posteo es para que nuestros afectos sepan lo cerca que estuvimos, que compartimos algunos un campo de juego, que nos reímos y divertimos con él, y que vimos su magia antes que todo pasara.

Gracias Diego.





Sergio M y su foto de Diego


El Doc y el Diego

Los juegos de la pandemia

Fue el grupo de wsp un lugar de refugio, no solo por preservar nuestros recuerdos, sino que es también el lugar donde conjugamos la amistad ante los momentos más difíciles que nos ha tocado en suerte vivir.

Es así, que en el medio de la pandemia y del distanciamiento social preventivo obligatorio, por auspicio del Hernán M que decidió obsequiar 6 vinos Chardoney de bodegas Lagarde al grupo, siendo Sergio M el encargado de realizar el juego donde se derimirían los ganadores. Así, se anunció que mediante una trivia iba a ser adjudicados esos vinos a los 3 ganadores de ese juego; por razones obvias no participaban en la misma.

Auspicia Hernán M

Vinos como premio 


Así, en los últimos días de septiembre, Sergio M. comentaba en el grupo que el viernes 25 de setiembre a las 22:30 hs se realizaría la primera trivia enfocada en temas deportivos, la velocidad en las respuestas fue el distintivo de ese juego. vencedores fueron Esteban P, Claudio F y Horacio S, cuyos vinos quedaron (momentaneamente) en custodia de los organizadores.






El éxito alcanzado, hizo que se programara la Trivia de la Lealtad, donde nuevamente los mismos organizadores y auspiciantes decidieron programar para el sábado 17 de octubre a las 20 hs un segundo encuentro lúdico, donde se volvería a poner en juego una cajita de vinos, obsequio de nuestro amigo Hernán M.



En este caso, las preguntas correspondieron a Cultura General, y luego de varias discusiones sobre dónde se encontró el fósil del dinosaurio más grande, Google mediante, se decidió seguir con las preguntas, Horacio S, puso en juego el premio obtenido en la trivia anterior, en este caso los ganadores fueron: Daniel C, Arturo T y Juan Carlos A

 





Cabe aclarar que todas las entregas fueron realizadas respetando las recomendaciones de sanidad y los protocolos de distanciamiento conocidos.

domingo, 6 de diciembre de 2020

Un relato de Horacio - La 10

En esta entrada compartimos un relato aportado por Horacio S, presentado en ocasión del recuerdo del equipo de fútbol que representaba al colegio en los intercolegiales, que oportunamente homenajeamos en la entrada Seleccionado de Fútbol Campeones e Invictos (1975).

A dichos del autor, este texto forma parte de un futuro libro que está escribiendo para homanajear a sus abuelos, que tan amablemente decidió compatir con nosotros en el grupo, y que me atrevo a publicar el inédito en el blog que nos representa. 

El mismo Horacio S, en oportunidad de su publicación, nos comentó:

El presente capítulo es parte del Libro "Sangre Gallega" -en elaboración, en honor a mis abuelos Herminia y José


LA 10

     La elección del colegio secundario tuvo que ver con el futbol. No hay caso. Eso sí, si hablamos de pasión - no de fanatismo- es EL DEPORTE con mayúsculas. Por eso la decisión - en solitario - dejando de lado al Nacional Buenos Aires y al Carlos Pellegrini- como le comenté días pasados al san romanense Jorge Pedernera. Bienvenido el Colegio San Román y su lema: Siempre Adelante.

      El paso del tiempo agiganta los lindos momentos vividos. En ese wasap grupal de hoy, recordando en conjunto anécdotas de la selección del colegio, necesito escribir y compartir…

      Ese domingo de invierno -bien temprano- citados en el campo del Colegio La Salle. A las 8 de la mañana -seguramente el Toti Crosta, nuestro técnico- no tenía a quien poner de 10. Solo miraba y miraba para todos lados, hasta que, cruzando miradas, decidió tirarme esa camiseta. Con los colores de central, a rayas -nada que ver con boquita esos colores-cómo quiere imponer el discurso oficial san romanense. Y es así -con los años aplicando el revisionismo histórico- pudo llegarse a la siguiente conclusión: el benefactor Don Ambrosio Tognoni, era rosarino e hincha fana del canalla. No solo nos dejó su himno y su dinero para construir y ampliar el colegio, también los colores que nos identifican y nos unen al 50 % de Rosario…

    Volviendo a ese momento crucial en la vida del que escribe, recibí esa camiseta, la numero 10 -sin entender nada y mucho menos como pararse en esa posición en la que nunca había jugado-. El Pipa – tal mi apodo-le ponía ganas, mucha garra, corría y corría. Algo así como el Camilo Mayada de Gallardo, haciendo las veces del comodín: jugaba de 6, de 3, de 4, de 5 o de 8, su idea era jugar siempre.

       Lo recuerdo como si fuera hoy. Partido parejo, nuestro arquero muy completo - mezcla de Gatti y el Pato Fillol-, Claudio Flynn -alias el Gayna- con su brazo bien estirado, saliendo desde abajo, dándole juego al Gran Condomiña -alias Cañón-, baluarte defensivo. Pelota al pie -con su zurda poderosa- el pase hacia nuestro 5 -el señor 5- Gustavo Dury -alias el turco-, calidad y ubicación en la cancha. Jugaba casi sin transpirar, el pase entre líneas, justo para la entrada del 10. Y ahí sí, sorpresivamente el arquero rival saliendo desesperadamente a tapar. Como siempre el azar juega para uno, la pelota pica y se levanta justo. Justo para que, en una fracción de segundo, el Pipa- con su pie derecho- patee por encima del cuerpo del golero y logre así despacito - casi como pidiendo permiso-, atravesar la línea de gol. El único gol en su carrera, decretando así un triunfo clave, en ese partido tan especial. Corriendo, gritando su gol a viva voz, a abrazarse con sus compañeros. ¿Pidiendo que me pellizquen -fue offside?- fue gol?

       ¿O simplemente es todo parte de un sueño?

   Parezco andaluz -agrandando algunas cositas- pero en realidad soy descendiente de gallegos, de la provincia de Lugo. Esta historia me recuerda a las historias contadas por mi abuelo José. Allí no importaba cuanto era de verdad o cuanto de mentira.  Solo escucharlo contar con verdadera pasión. Eso solo alcanzaba para lo que denomino instantes de felicidad.

       Para finalizar, queridos compañeritos, escribir es para mí, la mejor vacuna contra este virus que nos acecha en este tiempo.


        
Foto del Facebook de Ricardo "Toti" Costra

Foto del Facebook de Ricardo "Toti" Crosta