viernes, 12 de enero de 2018

Un recital imaginario (Un cantobar, nuestros hijos y la música)


Transcurre la noche en el la costa argentina, es una noche como tantas en un bar cerca de la playa, la gente -como huyendo del calor- va llegando de a poco, las mesas se van ocupando, la cerveza tirada se escurre entre conversaciones anodinas y el nerviosismo previo. Allí, una pareja a punto de empezar su show. La familia camuflada entre el auditorio, tratando de proyectar esas tardes domingo donde las primeras canciones navegaban la sobremesa, después de los ravioles de la "vieja" o el asado del "viejo".

Los acordes fueron apareciendo, la música inundó el ambiente, la ansiedad dio paso a la admiración y la alegría, la templanza permitió que las canciones abrazaran la noche.

En un bar en Villa Gesell y en un escenario improvisado, Sebastián el hijo del Tolo y su novia Romina esperan su momento, Esteban y su familia expectantes sentados a la mesa, compartiendo con otros parroquianos el show, la noche pasó y no recordó haber estado tan nervioso hasta que los aplausos fluyeron y todo se relajó. Fueron muchas fotos, solo una de ellas junto a un video fueron compartidas en el grupo.



Sebastián y Romina, se animaron a un cover de Queen, Love of my life, en una versión acustica como la que siempre soñamos cantarle a nuestras respectivas novias, allá por nuestra primavera adolescente, y que ellos sí pudieron hacerlo. 




En otra parte de la ciudad, unos años atrás, Martina la hija de Sergio -que lleva la música como vocación y modo de vida- arremete con esta canción de Seru Giran con las que pasamos nuestra juventud, en una versión acústica hermosa que encontrada en Youtube, y que nos permite compartir las alegrías que nos tienen acostumbrados nuestros hijos.




Así que se fue gestando este recital imaginario, que surgió en un whatsapp, en una torrida noche de enero en Buenos Aires; donde esperemos que se sumen otros hijos e hijas, en otras bandas y que podamos disfrutarlos entre todos.

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