El progreso llegó a la estación Belgrano C del
ferrocarril Mitre y se la llevó, porque hace unos meses la tiraron abajo, ahora el tren será elevado
para evitar esos tediosos pasos a nivel que tanto molesta a los automovilistas, y que tanto caracterizaban los barrios
donde el tren circula o circulaba, algo que hace años también asombró a Luca Prodan,
que compusiera una letra relacionada al tema:
Yo quiero cruzar con la barreraYo quiero cruzar con la barreraY que me pisen, que me pisenQue me pisen
En la zona el proyecto era un tren en altura, y no la solución que se realizó en otros casos, cuando se recurrió a los llamados sapitos, tuneles que permitían eludir el tedio de la barrera.
Había un oficio, que se fue perdiendo con el tiempo y el
progreso, el “guardabarrera” que era el encargado de bajar la barrera ante la llegada del tren, de impedir el paso de los
autos y las personas ante su inminente llegada. El padre de nuestro
amigo Ricardo M. creo que tuvo ese oficio, recuerdo verlo en las inmediaciones de la
estación cuando la barrera manual dio paso a las barreras automáticas, con su mono azul ferroviario, orgulloso, caminando entre la gente; sin embargo con el aumento del tránsito, en algunos pasos a nivel,
volvieron apostarse, ya como banderilleros, para evitar que aquellos imprudentes que querían ganarse unos
minutos a la espera no lo pagaran con su vida.
En estos días pasé por las Barracas de Belgrano y la
estación ya no estaba allí.
¿Cuántos recuerdos? Desde mi infancia cuando le pedía a
mi abuelo que me llevara para ver los trenes partir, hasta los días en que yo llevaba
a mi hijo para que hiciera lo mismo, desde las interminables mañanas en que lo
tomaba para ir a trabajar o el puente de hierro donde íbamos a esperar a mi
viejo regresar del trabajo junto a mis hermanas, porque desde ahí teníamos mejor vista del tren que llegaba al andén. Y en especial, esa tardenoche, a pocos días del golpe del 76, cuando
un llamado a casa nos advirtió que mi viejo no había llegado a la cita, en ese bar donde se
encontraban los empleados del Congreso para saber que iba a ser de su vida
laboral; los interminables minutos que duró esa espera, hasta que por fin lo
vimos salir de la segunda puerta, del primer vagón, donde viajaba
habitualmente, sin saber de nuestros temores y miedos.
Recuerdo, también, haber prologando el regreso a casa
desde el colegio y acompañar a mis compañeros hasta la estación, donde tomaban el tren o algún colectivo en
las incontables paradas que salían de las dársenas contiguas: el 64, el 113, el
63, o el 60 eran algunos de los transportes elegidos; porque la proximidad de mi hogar con el colegio me impedía
terminar alguna conversación o arreglar alguna salida.
Cuántas porciones de pizza compartimos en la “Mancha de Grasa”, como apodábamos a la pizzería Belgrano que
estaba en la esquina de Echeverría y la estación. Allí comimos una grande
muzzarella con Marcelo S.
(el Pollo), Gustavo M. y Hernán M., entre otros, en la previa del partido de Handball donde le ganamos en el clásico al Guadalupe y salimos Campeones
en nuestro colegio (esa también es otra historia) con vuelta olímpica incluída, era el primer partido después de años que se jugaba en el Sanro, ya que peregrinabamos por todos los colegios religiosos de la liga cediendo la localía.
O quién no recuerda la disquería que estaba pegada a la boletería del andén
que iba a Retiro, donde Eduardo V. compraba sus discos en su aventura de DJ, o
disc-jockey como se los llamaba en esa época, para emular a Rafael Sarmiento o Alejandro
Pont Lezica. Tampoco existía
el Barrio Chino, La estación Belgrano C sólo era la entrada al Bajo Belgrano.
A metros de ahí, sobre Juramento estaba la pizzería Strombolí, donde después de recibir nuestro merecido diploma, fuimos todos nosotros a celebrar con una pizzas el "egreso", hace ya 41 años. Encuentro que no se si tiene registro fotográfico, y que después de los postres culminó con tres discursos, los oradores que se animaron fueron: Ricardo L.; Marcelo M. y quien escribe, pero estoy seguro que fue grabado en un casete por Eduardo V. que imagino perdido, donde nos prometimos seguir viéndonos, cosa que sí cumplimos.
Solo algunos recuerdos...
A metros de ahí, sobre Juramento estaba la pizzería Strombolí, donde después de recibir nuestro merecido diploma, fuimos todos nosotros a celebrar con una pizzas el "egreso", hace ya 41 años. Encuentro que no se si tiene registro fotográfico, y que después de los postres culminó con tres discursos, los oradores que se animaron fueron: Ricardo L.; Marcelo M. y quien escribe, pero estoy seguro que fue grabado en un casete por Eduardo V. que imagino perdido, donde nos prometimos seguir viéndonos, cosa que sí cumplimos.
Solo algunos recuerdos...
Van estas fotos que recolecté en internet para que
podamos recordar las veces que por ahí pasamos, cuando íbamos o volvíamos del
colegio, y para cuantos de nosotros, vivierramos o no por la zona, fue punto de partida o llegada
de alguna incontable aventura. Solo algunos recuerdos para compartir.
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