Hoy le damos la bienvenida a un nuevo nieto: Tomás, su abuelo el brigadier Gustavo M pasados unos minutos de la medianoche del 24 de enero, nos compartía una foto y un pequeño mensaje lleno de orgullo: les presento a mi primer nieto..."Tomás"
jueves, 25 de enero de 2024
lunes, 8 de enero de 2024
Villa Paranacito (Entre Ríos) viaje realizado el 6 de enero de 2024
Minuta del Sábado 06 Enero 2024: Viaje a Villa Paranacito
Gracias a la generosa invitación de Fernando, el grupo1 integrado por Arturo1 (El Rojo), Rubén (Cañón) y el grupo 2 compuesto por Arturo2 (Mengano), Sergio (el Pincha), Juanca (Juanca) y Jorge (Morrón), se organizó una jornada de rélax y buen comer en las instalaciones ubicadas a orillas del arroyo Sagastume (si no recuerdo mal) dentro del predio “Alto Pecam”.
Citados a las 8.30hs en el parador La Atalaya (sí, el de las medialunas…) en la Ruta 9 en Zárate.
Siendo el tándem Arturo1-Cañón los primeros en arribar al parador, trascartón llegó el grupín Arturo2-Sergio-Juanca-Morrón. Nos despachamos con unos cafés con leche y generosas medialunas como para calentar motores (Cañón compartió facturas para la tardecita…)
Ambos vehículos seguimos juntitos hasta el peaje de Zárate-Brazo Largo, en donde por las maravillas de la charla nos desincronizamos en la marcha entre los dos autitos. “…Que nos pasaron, que están atrás, no puede ser los veía por el espejo, mandale mensaje, lpm no tengo señal tampoco yo etc etc fueron las frases durante varios kilómetros por la Ruta 12 hasta el puesto caminero Brazo Largo en donde nos reencontramos.
Tomamos el desvío de la R12 hacia Villa Paranacito previas consultas (gastadas incluídas já) si el grupo 2 trajo pan y tratar de conseguirlo. De hecho, paramos en un puestito que vendían tortitas pero ni siquiera los perros nos dieron bola; en el otro puesto caminero Mengano consultó por panadería y nos mandaron al lado de la Iglesia de Paranacito…. En definitiva, Fernando ofreció pan frizado y se solucionó el tema.
De acuerdo con las instrucciones del anfitrión tomamos el camino de tierra correspondiente, primero el grupo 1 seguido por el 2. ¡Flor de polvareda, un polvo sublime! En esas circunstancias polvorientas el grupo 2 dudó de la ruta tomada por el grupo1. Entonces se inició una persecución con múltiples señales de luces y accionar reiterado del claxon (sonido acorde a la edad de los pasajeros a pesar de ser un vehículo 0km, ni los teros se espantaban). La ansiedad iba in Crescente en el grupo2 tal que nuestro copiloto aullaba “cuidadooo, ojo con el pozo, la curvaaa, puede venir uno de frente, estos no escuchan una m…”. Se consiguió, por fin, darle alcance al grupo1 que venían con los vidrios cerrados escuchando música y hablando de la inmortalidad y apareamiento del cangrejo violeta de las Maldivas… El punto que Cañón tenía razón con su orientación tras lo cual seguimos más relajados hasta el arribo al quincho de la familia.
Mientras estacionábamos, por esos caprichos de la naturaleza, se “cruzó” sin querer una frondosa planta de lavanda cuyos restos fueron extraídos del paragolpe perteneciente al grupo1.
Luego de ser recibidos muy afectuosamente por el matrimonio Fer y Gaby, descargamos bolsos, heladeras y demás enceres.
Al toque, Cañón se dedicó al asado cuyo fuego ya estaba prendido. Juanca y Arturo a preparar ensaladas y Morrón a preparar morrones asados y a cortar la picada de salame y queso sumado a las berenjenas escabechadas de Mengano. Ah, y las patatas fritas de Sergio.
Entre vino y cerveza amenizamos la charla hasta que el manjar asado estuvo listo. Comimos como los dioses y finalizamos con un postre vigilante de queso y dulce (batata c/chocolate y membrillo).
Por cierto, hizo calorcito pero al estar nublado nos resultó más llevadero soportarlo. Los mosquitos, al orden del día, mantenidos a raya con repelente. Sobremesa amena y dicharachera, como siempre, y terminamos en el muelle charlando, tomando unos champagnes, jugando a adivinar las plantas aromáticas por su olor, con una gomera a ver quién lo tenía más largo…el tiro; Cañón se copó con un rifle de aire comprimido disparándole a cualquier boludez que se moviera o estuviera quieta, típicas fotografías y, rematando la tarde, le sacudimos a las medialunas de la Atalaya y bebiendo cocacola (diet).
Saldamos las cuentas de los gastos, ordenamos todo, agradecimos despidiéndonos fraternalmente de nuestros generosos anfitriones y nos rajamos con destino a Buenos Aires, tratando de no podar accidentalmente las plantas de lavanda.
Querida muchachada, hasta la próxima y SIEMPRE ADELANTE!